Ayer vi algunas risas que fluían sin razón, yo caí en ellas. Luego llegaron los brazos de una mole que me buscaba para que la protegiera, me dejé abrazar. Volví a jugar con todos ellos.
Hoy, aunque haya llorado al amanecer, decidí mover los pies alejándolos del suelo; permanecen gritando para que así en su catarsis no puedan ser atrapados. Todavía tienen planes.