miércoles, 16 de enero de 2013

Primera llamada

No, Gutiérrez jamás ha pensado en el cuadro al fondo de la habitación... eso me ha contestado.

No hay progreso... La imagen parece más obscura que antes... Gutiérrez quiere que regrese... más horas... tal vez acabe encerrada, justo como las personas de espanto que deambulan por los pasillos color blanco... igual que ellos, andando sin poner un pie en la tierra; la cabeza volando.

Tengo miedo.

lunes, 7 de enero de 2013

La fotografía

Entonces pensé que tal vez era cuestión de alguna enzima o cosa química que no me estuviera funcionando de manera adecuado. Tal vez sólo requería un ajuste de píldoras... tenía que ir a médico de nuevo pero, ¿a cuál de todos? Esto no lo podría arreglar Gutiérrez, tenía algunas semanas pensando en que él ya no estaba  solucionando nada. Lo extrañaría, sin duda, pero extrañaría más mirar el cuadro que colgaba de la pared, justo en la dirección en que dirigía mis ojos cuando me recostaba sobre el diván. Con un par de confortables almohadas lograba ver hacia enfrente y no hacia el techo. Entonces estaba ahí, ese cuadro, y lo único que tenía dentro del vidrio era la impresión de una fotografía en blanco y negro. La foto era de una calle, con edificios y nada más... -así pensé varias veces-, hasta que ocurrió que le dejé mis ojos, sesión tras sesión, encima... algo bueno debía tener esa imagen como para que no pudiera desprender la mirada de ella; algo debió haber tenido antes para que alguien decidiera colocarla en la pared; y alguna idea hubo de haber pasado por los ojos del fotógrafo cuando vio lo que vio antes de oprimir el botón sobre la escena, ésa que después  decidiera mostrar; y ahí me quedé horas y horas... aseguro que fueron muchas.