lunes, 5 de noviembre de 2012

Cuando de borrar se trata [en el camino]



Dónde estaba esta mañana que he olvidado despintarme las uñas..., la cabeza se siente volátil. Pocos detalles he atrapado desde hace semanas. Ahora no puedo poner la culpa en la ineficiencia de Gutiérrez, no ahora que casi lo he vuelto a abandonar. Buen detalle que no seamos íntimos de algún modo, no tengo fuerza suficiente para la codependencia.


El sueño apareció de nuevo. En el cuarto se encontraba aquel viejo 'él' y su... -¿cómo habré de llamarlo?-. Veo una especie de cuerpo sin vida a su lado... el otro hombre -en momentos previos con demasiada vida-.



Algunas veces en vigilia recuerdo los dos rostros masculinos disfrutándose. Una fortuna que jamás lo haya visto en la realidad en aquella situación, con esa particular expresión de goce.



-¿Cuál realidad?- podría preguntar Gutiérrez. En algún momento, aún con los ojos cerrados, ya lo he visto y, sin importar más detalles de mi estado, he reconocido su rostro.



En estos días muchas imágenes han comenzado a desvanecerse. Con suerte ese sueño también quedará olvidado. O tal vez con suerte, otro tipo de suerte, jamás lo olvide. 

Como les decía, esta mañana olvidé despintar mis uñas.



                                                                                                  

                                                                                                                     Foto Mar Saldaña

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